Los países pobres y la vacuna contra el Covid-19
Casi un sesenta por ciento de las vacunas que se distribuirán
en 2021 irán a los países con mayor poder adquisitivo. Los países pobres y los emergentes
tendrán repartirse el resto.
A golpe de talonario se han comprado miles de millones de
dosis de Pfizer-BioNTech.
En todas las situaciones críticas siempre se nota que el
esfuerzo de la cooperación va encauzado a mover la balanza en favor de los
países ricos.
Es lógico que los gobiernos tengan sus prioridades
sanitarias y económicas enfocadas en sus ciudadanos, pero todos sabemos que, en
estos casos la única forma de detener una pandemia es pararla en todos los
lugares del mundo.
Vivimos en un mundo globalizado en el que el movimiento de
las personas ya no es a escala local o nacional, sino que las migraciones y
desplazamientos por trabajo, negocios, búsqueda de oportunidades o simplemente
turismo, hacen que el contacto con personas de otros países y permanencia en
ellos sea prácticamente inevitable.
Aquí es donde entra en juego una actuación eficaz contra el
problema de la pandemia, que solo se resuelve con una aplicación a nivel mundial,
y la cooperación será absolutamente necesaria si no queremos que esta situación
se haga endémica en aquellos países que no se pueden permitir una vacunación
masiva.