Desarrollo y presión fiscal en el primer mundo.
En España las pymes suman más del 97% del total de las empresas, dejando menos de un tres por ciento a las grandes empresas, y lo mismo sucede en la media del tejido empresarial de la UE.
La cuota de autónomos volvió a subir en 2021 y los fiscalistas desmontan el discurso de la baja presión fiscal, ya que la subida media de impuestos será una de las más altas de la historia.
El gran problema que produce la subida de la presión fiscal para el desarrollo de los países industrializados es que las pymes no encuentran un ratio adecuado en el esfuerzo – rendimiento o, simplemente, su empresa deja de ser viable y tienen que abandonar el negocio.
Todos sabemos que los tributos son imprescindibles para el mantenimiento de los servicios necesarios: sanidad, educación, abastecimientos, comunicaciones, etc., pero la presión fiscal ha de mantenerse en un nivel que permita la supervivencia de las pymes: del autónomo, pequeño empresario, pequeño comerciante…, facilitando así la creación de empleo y el mantenimiento del tejido empresarial fundamental para el desarrollo del país.
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